Parkinson
¿Qué es la enfermedad de Parkinson?
La Enfermedad de Parkinson es una enfermedad del sistema nervioso central (cerebro) que afecta a las áreas encargadas de coordinar la actividad, el tono muscular y los movimientos. Es una enfermedad crónica neurodegenerativa de progresión lenta.
Los síntomas de la enfermedad de Parkinson aparecen cuando ya hay una importante pérdida de dichas neuronas: temblor en reposo, rigidez o aumento creciente de tono muscular e inestabilidad postural. Puede ir acompañada también por una debilitación del tono de voz, inexpresividad progresiva, disminución del olfato, entre otras.
Afecta por igual a hombres y mujeres pero es más frecuente en las personas mayores, especialmente entre los 40 y los 70 años. La esperanza de vida es parecida a la del resto de la población, pero su calidad de vida se ve afectada. Existen tratamientos farmacológicos y quirúrgicos para aliviar los síntomas, pero no curan, ni evitan su progresión.
Sadaliar pone a disposición de pacientes afectados por Parkinson un importante conjunto de recursos para paliar las secuelas de la enfermedad. Desde atención domiciliaria o telefónica hasta atención en centros de día o residenciales. En todos los casos Sadaliar dispone de psicólogos, enfermeras, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, médicos, logopedas y trabajadores sociales para resolver los problemas de estos pacientes.
Para ello, es capaz de implementar el protocolo de evaluación inicial planteado tanto por el médico como psicológico en su ámbito social/familiar para adaptar los recursos a las necesidades del paciente y se va adaptando a su situación en función de la evolución de la enfermedad, tratando siempre de mantener y mejorar su autonomía.
Síntomas
- Temblores: Lentos y rítmicos. Predominan estando en reposo y disminuyen al hacer un movimiento voluntario. No necesariamente los presentan todos los pacientes.
- Rigidez muscular: Resistencia a mover las extremidades, hipertonía muscular.
- Bradicinesia: Lentitud de movimientos voluntarios y automáticos. Falta de expresión de la cara. Escritura lenta y pequeña (micrografía). Torpeza manipulativa.
- Anomalías posturales: Inclinación del tronco y la cabeza hacia delante. Codos y rodillas están como encogidos.
- Anomalías al andar: Marcha lenta, arrastrando los pies. A veces se dan pasos rápidos y cortos (festinación), con dificultad para pararse. Episodios de bloqueo (los pies parecen que están pegados al suelo).
- Trastorno del equilibrio: Reflejos alterados, fáciles caídas.
- Trastornos del sueño: insomnio para coger el primer sueño, sueño muy fragmentado en la noche, despertarse muy temprano y no volver a dormirse, pesadillas vívidas, gritos nocturnos, somnolencia diurna…
Problemas asociados
- Dolores de tipo muscular o articular.
- Fatiga, agotamiento fácil, cansancio crónico.
- Estreñimiento.
- Falta de control de la orina (incontinencia).
- Problemas sexuales: generalmente falta de deseo sexual, impotencia o frigidez, aunque también se puede dar justo lo contrario: excitación excesiva de deseos sexuales o eyaculación retardada o retrógrada.
- Trastornos depresivos y aislamiento social.
- Sudoración excesiva y crisis de seborrea.
- Trastornos respiratorios.
- Trastornos de la deglución (se traga mal y solo semi-líquidos).
- Trastornos oculares: sequedad de ojos, picor, visión doble, falta de enfoque visual.
- Enlentecimiento de las funciones psíquicas (bradifrenia).
Los síntomas no motores de la enfermedad se encuadran en los trastornos de sueño, la lentitud generalizada, la apatía, el cansancio, la ansiedad, la depresión, los trastornos de conducta, el estreñimiento, la hipotensión, la dermatitis seborreica, los trastornos en la micción y la sialorrea (exceso de salivación).
¿Cómo se detecta?
Al principio de la enfermedad no es nada fácil de diagnosticar porque los síntomas son leves, poco específicos y pueden llevar a confusión. La primera fase del pákinson no suele presentar todos los síntomas corrientes y típicos, por ejemplo el temblor y la rigidez.
A menudo el inicio de la enfermedad se manifiesta como:
- Dolores articulares pseudo-reumatológicos.
- Cansancio (que se suele achacar al exceso de trabajo, etc.)
- Arrastrar un pie.
- Dificultades al escribir (letra pequeña e ilegible).
- Cuadro depresivo de larga duración.
Generalmente, el paciente visita a diferentes especialistas y no mejoran sus problemas, por lo que se descartan las enfermedades comunes (reuma, circulatorio, estrés, etc.) y se piensa ya en los trastornos menos conocidos (neurológicos). Se suelen hacer pruebas altamente tecnificadas (RMN, TAC, SPECT, PET, etc.) y no suelen aparecer signos anormales (se descartan procesos tumorales cerebrales, micro-derrames o trombosis, etc.). El SPECT es la prueba de neuroimagen que visualiza los transportadores presinápticos de la dopamina y los receptores postinápticos, y evalúa la integridad del sistema nigroestriado.
El médico llegará a la conclusión de la existencia de un párkinson sobre todo basándose en los signos clínicos externos (las “quejas” del paciente y la exploración directa) que presenta el afectado. Se confirmará este diagnóstico por la respuesta del paciente a la medicación con levodopa, y a la posterior evolución del cuadro clínico hacia un párkinson típico.
Sadaliar, como compañía especializada en el cuidado de personas con esta enfermedad, colabora con diferentes asociaciones de familiares y personas con Alzheimer, así como con otras organizaciones e instituciones.
Sadaliar colabora con unidades especializadas en residencias de ancianos y centros de día, así como en sus servicios de asistencia a domicilio como de teleasistencia.
Nuestro compromiso, trabajar para mejorar la vida diaria del paciente.
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